Textos

¿La otra virginidad?  

«Aún se puede tener esperanza,

la única salida es el fin del juego».

Por Leinad Nuño*

 

Nuestro primer encuentro fue en el viaje por los paisajes del limbo.** Juan Manuel Torres se presentó entre páginas como un desarraigado, gran cineasta y escritor.

            En su obra, entre la multiplicidad de nombres, nos revela al Ser primordial, quien está en constante búsqueda de significado y se cuestiona qué es lo que percibe a través de los sentidos. En este largo despertar se descubre consciente ante el mundo, se sabe un ser capaz de amar con intensidad, pero también sabe que el amor no se desenvuelve de forma unidireccional sino en una infinita serie de planos: no hay amor sin sufrimiento, sin soledad, sin dolor, pues estos son indicadores de su ausencia y a su vez sirven de detonantes para emprender su búsqueda. Nos invita a salvaguardar, con la transmutación de las palabras, todos aquellos instantes y vivencias, personajes con sus máscaras, que llegamos a encontrar a lo largo de esta aventura por temor a olvidarlos bajo su acumulación en la memoria humana.

            Torres, en su film la otra virginidad, nos dice con la voz de Eva: «no tienes sentimientos», y nosotros, encarnados en ese Adrián —o ¿debería de decir Adán?—, no lo comprendemos. Para ella un te quiero no basta, hay que sentir odio, rabia, coraje, para apenas presenciar la sutileza del amor.

            Pero ¿qué es la otra virginidad de la que nos habla Juan Manuel Torres? ¿Qué es eso que hay más allá del velo fragmentado? Para Torres, como dice en el viaje a través de la voz de Adán, la respuesta está presente todo el tiempo: «el ojo nos ayuda mejor que los otros sentidos en la búsqueda de algo que le dé sentido a la vida». Es este viaje hacia la vida adulta, en donde la soledad abarrota el café con la búsqueda de la felicidad por correspondencia; donde encontramos nuestra fragilidad al sabernos finitos; donde tenemos la necesidad de trabajar para comprar sal o para satisfacer los anhelos de nuestros padres, donde enfrentamos la decepción constante de la familia al no cumplir sus expectativas: casarse o no casarse, tener un hijo o no tenerlo; mientras un cadáver fresco nos fulmina con sus ojos llenos de sangre y tristeza, y, entre las llamas, afrontamos la muerte de nuestro mejor amigo.

            En el viaje no importa si eres Dante o Juan Manuel, si buscas a Elena, a Mónica o a Beatriz, si eres Flavio, Luis o Virgilio, si eres Eva, Evelina, Adrián o Adán; nada de esto importa, los nombres pierden todo significado, somos el mismo personaje, somos el héroe en la odisea de la vida: escuchamos el llamado, nos enfrentamos a los defectos personales, descubrimos a la sombra; somos el héroe que se sacrifica, que encara a la muerte, que trasciende. Y en el ir y venir, en el viaje, ¿cuál será el elixir con el que volveremos al origen? ¿Jugando aprenderemos lo que es la vida?, o simplemente como nos lo dice Eva: vivir para ver cómo es esto, para ver que, por muy mal que nos vaya, siempre podemos hacer algo para que nos vaya mejor… o para jodernos.

    

**El autor se refiere al cuento El viaje, aparecido en Paisajes del limbo, antología de la narrativa latinoamericana del Siglo XX. Nota del editor.

*Leinad Nuño nació en la Ciudad de México en 1988. Músico desde que tiene memoria, es Licenciado en Corno. Ha tomado diversos cursos, talleres y diplomados de escritura, entre los que destaca su participación en Literaria Centro Mexicano de Escritores. Su obra destaca en la escritura poética, así como en cuento y teatro. Textos suyos aparecen en las siguientes antologías físicas y digitales: “Teatro Mínimo” (2019), “Premio Ariadna de Poesía” (2019), “Relatos Interiores, Antología de Cuentos” (2020), “Cuentos cortos para no dormir” (Editorial Assemble, S.A., 2020) y “Cuerpo o Inferno, 13 poetas emergentes” (Ediciones Periféricas, 2020). Ha participado en diversas lecturas y presentaciones, tanto presenciales como digitales. Actualmente continúa con el desarrollo de su obra literaria y ejerce como profesional de la música.